Banca Cívica desactiva al Unicaja (65-77)
El Banca Cívica regresa, 8 años después, a una semifinales, tras superar a un gris Unicaja por 65-77. La dirección del incisivo Calloway (65-77), los puntos de Urtasun y Bogdanovic y, especialmente, el excelente trabajo defensivo, claves de la primera gran sorpresa de la Copa.
El derbi fue del cuadro sevillano desde el primer segundo. Unicaja no se pudo poner ni un segundo por delante y, pese a recuperarse del primer demarraje de su rival (2-8), fue siempre a remolque (12-16, m.10) y acabó a la merced de un conjunto que anuló en la primera parte a su estrella Freeland.
Los de Plaza llegaron al descanso con 8 de ventaja (28-36), pusieron una marcha más en el tercer cuarto (42-56), con una defensa de clínic, y parecieron sentenciar en el último acto, alcanzando una máxima de 17 puntos. Sin embargo, un 0-12 final del Unicaja le dio emoción a la recta final, hasta que Tepic, con un triple letal, sentenciara y su equipo acabase obteniendo, por doce (65-77), su triunfo más amplio en una Copa del Rey.
Un mensaje al Unicaja
La emoción de un derbi y la del regreso a la Copa de dos clásicos del baloncesto nacional quedó en papel mojado tras un arranque frío y deslucido. Las defensas brillaban, sí, mas sería tirar de eufemismo hacerlas únicas culpables del comienzo errático de ambos conjuntos. El de Unicaja, aún más. Al fin y al cabo… si ya habían estado ausentes los dos últimos años… ¿qué importaban unos minutos más en el limbo?
Los de Mateo, acorralados en la telaraña de su oponente y sin poder encontrar en ningún momento a Freeland, solo acertaron uno de sus primeros diez tiros de campo. Y porque Darden la metió para abajo, con un vuelo poderoso que calmó la sed de puntos malacitana. El Banca Cívica tardó en aprovechar el letargo verde, aunque los puntos iniciales de Urtasun y Davis abrieron la primera brecha (2-8, m.5).
La entrada a pista del eléctrico Valters, que saludó al cuadro hispalense con un triple, mejoró la espesura de los suyos, con Fitch y Darden –canastón a aro pasado incluida- ayudando a nivelar la balanza (12-12, m.9). Sin embargo, la superioridad hispalense en el rebote ofensivo y las gotas de calidad de Calloway, que cerró el periodo con una bomba que bajó con trozos de nieve, le devolvió la superioridad en el luminoso al equipo de Plaza: 12-16.
Calloway dispara al Banca Cívica
La del Banca Cívica no fue la mejor manera de llegar al torneo, pareciendo un juguete en manos del Real Madrid que llenó de pesimismo a su afición antes de la cita de Barcelona. Sin embargo, la Copa es otra historia y el cuadro hispalense no tardó en demostrarlo. Sinanovic se colaba con sigilo en el duelo Davis-Freeland, pero los de Plaza ofrecían muchos más argumentos.
Calloway se sentía cómodo en las penetraciones y su conjunto empezaba a volar en el marcador ante un Unicaja blando en la zona y sufriendo en el rebote. Solo Garbajosa mostraba coherencia en el ataque malagueño frente a un equipo en el que hasta Paul Davis era capz de correr el contraataque (18-25, m.15).
Más tarde, un triple de Jasen y una entrada hasta el mismísimo cielo de Satoransky (21-30, m.17) declaraba oficialmente el estado de crisis malacitana. Alarmas encendidas e incendio desatado sin bomberos en pista. Nada salía para los costasoleños. Como si la zona hispalense fuese caballo de Troya y la ilusión se hubiera transformado en miedo, los jugadores del Unicaja se mareaban entre pérdidas evitables y balones doblados que finalizaban en el centro del limbo.
Bogdanovic, otra vez él, convertía un triple que se clavó como un puñal en el corazón malagueño (23-35) y, al menos por unos segundos, después de triple de Darden y de robo con premio de Zoric, el orgullo verde le dio algo de color al partido al descanso: 28-36.
Oda a la defensa, oda a la venganza
Con Freeland completamente fuera de combate y los referentes del Unicaja contagiados de su infortunio, tuvo que llegar un viejo rockero para dar esperanza a la grada malagueña. Jorge Garbajosa se disfrazaba de sí mismo, aroma a Copa de Zaragoza por segundos, para helar con triple y adicional la buena puesta en escena del Banca Cívica (32-36, m.22), pero su canasta no tuvo continuidad.
Guille Rubio sonreía mientras volvía a su cancha para defender. Mueca picarona que solo tiene el que se venga, el que se saca la espina en la cancha. El ala-pívot nunca pudo ser determinante en Málaga pero con el hábito de ex, el encuentro se tiñó de fucsia. Qué fácil lo hacía su equipo. Qué fácil lo hacía él. Siete puntos casi consecutivos con su firma, los últimos tras triple, hundían al Unicaja. Tepic, a continuación, parecía dar la puntilla (34-50, m.26).
¿Jaque mate? Casi. Y había motivos para ello. Por momentos, la defensa del Banca Cívica era un clínic, un monumento. Cuando ponérselo difícil al rival se convierte en arte. Rozando cada pase malagueño, realizando constantes ayudas, tirándose a por cada balón, mostrando hambre, rugiendo de vida.
Veintiseis minutos y seis segundos tardó el anulado Joel Freeland, perdido en los dos contra uno y náufrago en su batalla con Davis, en estrenar su casillero de puntos. Y fue desde el tiro libre. Un robo de Peric hizo creer a la afición de Málaga y con la zona funcionando en defensa, el Unicaja llegó a ponerse a 11 (40-51, m.28), aunque un triple de Urtasun y la enésima penetración de Calloway provocaron que al término del tercer periodo parecería que no había pasado nada: 42-56.
Un 12-0 para morir en la orilla
El Banca Cívica la rozaba, la olía, y se vio en semifinales antes de tiempo. Era difícil no hacerlo, tras 30 minutos de un baloncesto defensivo tan excelso y tantísima coherencia en ataque. Cuando Bogdanovic puso la máxima con otro triple (42-59, min.31), daba la impresión de que al encuentro le sobrarían demasiados minutos sin emoción impropios de un encuentro a priori tan igualado. Tres minutos más tarde, Triguero ponía en bandeja de plata el triunfo con otro enceste trazado con sudor (49-65), aunque el Unicaja no había dicho su última palabra.
Tardó en llegar. Mucho, muchísimo. Pero los de Mateo, cuando más derrotados parecían, se levantaron del suelo y empezaron a esprintar. Darden y Fitch abrieron fuego y, por una vez, el resto continuó la racha. Órdago a lo grande. De 16 a 10. Y de ahí a 8, a 6… ¡a 4! (61-65, m.38). La locura.
Los registros históricos de remontadas en la Copa temblando ante el despertar malagueño y Valters liderando con Freeland –qué forma de sumar, aún sin acierto en el tiro- el arrebato de dignidad malacitana. Tras un mate de Joel, el Unicaja volvió a ponerse a cuatro de su rival a falta de minuto y medio, pero cuando el balón le llegó a Tepic, el destino estaba escrito.
Mirada al aro, con descaro. Tiempo congelado en sus manos y el partido en su muñeca. Tras su aviso en el tercer cuarto, ahora sí, su triple era el jaque mate (63-70). Un cabeza de serie a casa. Los segundos finales tan solo sirvieron para que los sevillanos amarrasen su triunfo más amplio en su historia copera (65-77) y para que Calloway y Urtasun coloreasen sus números hasta pintar el lienzo más feliz del Banca Cívica, que regresa a semifinales tras 8 años y que apela al espíritu del 99 para guiñarle a su destino. Con esa defensa, puede hacerlo.